Ya no me queda sangre en el tintero,
ya no me queda papel en que escribir
se despuntó mi pluma en tu cuaderno,
se derramó la tinta en tu plumier.
Ya no me quedan más rimas que el silencio,
ya no me queda más música que un blues
se marchitaron las flores de tu bosque
y en tu grial el néctar mutó en pus.
¡Cuántas cuartillas se arrugan en el cesto
emborronadas, sin nada que contar!
papel mojado por lágrimas y esperma
que agonizaron sin tiempo a despertar.
De un manotazo arraso mi escritorio,
saco la pipa, tabaco, Whisky y hielo,
lleno mi vaso, enciendo la cachimba,
aspiro hondo y vuelo hacia los cielos.
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